martes, 2 de enero de 2024

Sionismo y África (Parte II)

África y la Guerra santa contra el Islam

Desde su nacimiento, Israel ha buscado denodadamente aliados y clientes en África, igual que en el resto del mundo. En 2017 tenía previsto celebrar una cumbre Israel-África en Togo, al estilo de las cumbres de Europa, Estados Unidos, Rusia o China. Israel anunciaba a bombo y platillo que Netanyahu se iba a reunir con “25 líderes africanos”, pero al final esa cumbre nunca se celebró porque los líderes africanos no acabaron de confirmar su asistencia. Los países africanos apoyan la lucha palestina y no son engañados fácilmente por la propaganda blanqueadora del sionismo. Comprenden que el sionismo es colonialismo y ellos mismos han sufrido y sufren el colonialismo de las potencias occidentales. 

Hasta su asesinato por parte de la OTAN, en 2011, Gadafi lideraba este apoyo a Palestina contra Israel. El líder libio declaró en repetidas ocasiones que no tenía «nada contra los judíos, sino contra el sionismo» y sobre el sionismo también decía que «está detrás de cada conflicto en África». Actualmente, este apoyo a Palestina está liderado por Argelia y por Sudáfrica, que tiene muy reciente su propio apartheid por lo que comprenden cómo opera el apartheid sionista en Palestina. 

Cuando la Organización para la Unidad Africana se transformó en Unión Africana, en 2002, Israel intentó seguir teniendo un escaño como estado observador y amigo, como lo tenía en la anterior organización (fuertemente controlada por las expotencias coloniales), pero una coalición de países liderados por Gadafi se opuso. Hoy todavía Israel intenta por todos los medios obtener ese estatus y la UA sigue negándose por ahora. Pero el sionismo es maestro en la reescritura de la historia, en la conquista de las mentes y corazones con nocturnidad y propaganda, muy sibilina e insistentemente. 

 

El estadounidense Kevin Barrett, doctor en estudios árabes, islámicos y africanos, afirma que Estados Unidos es una «colonia del sionismo», cuando analiza con mirada crítica la guerra contra el terror de su propio gobierno. Barrett define la “guerra contra el terror”, iniciada por Bush después del 11-S de 2001, como una «guerra santa contra el Islam». Él y otros investigadores como James Petras y Stephen Sniegoski defienden que Estados Unidos, con el inicio de la “Guerra contra el terror”, adoptó la agenda israelí, actuando contra sus propios intereses y defendiendo los de Israel, un poco inconscientemente, influenciados por los sionistas de dentro y fuera de la administración Bush, quien llegó a definir públicamente la “guerra contra el terror” como una «Cruzada», una guerra santa. 

Este plan comenzó con la ocupación de la tierra santa del Islam, Palestina, y se globalizó cuando el imperio estadounidense entró a formar parte de él. La nueva civilización enemiga designada por el amo del mundo ya no era la eslava o rusa de la guerra fría, ahora era la árabe. Con la ayuda del Estados Unidos, el sionismo ha llegado mucho más lejos en su cruzada contra el islam de lo que hubiera llegado por sí solo. 

En este contexto, se pueden encontrar muchos análisis bien argumentados que exponen la erosión del apoyo africano a la resistencia palestina con el paso de los años, gracias a la maestría en propaganda del sionismo. 

Israel ha sellado acuerdos comerciales y de servicios con muchos países africanos. Sobre todo ofrece servicios en materia de seguridad y comercio de armas, agricultura, tecnología y medicamentos. Muchas empresas privadas y estatales israelíes venden armamento y formación a gobiernos y ejércitos africanos. Hay que recordar que todo el armamento y sistemas de espionaje y vigilancia que cualquier país adquiere a Israel y sus compañías privadas requieren formación posterior para su manejo. Además, con el muy conveniente advenimiento del terrorismo islamista, Israel ha despuntado como el mayor experto en combatir este tipo de terrorismo. Así ha conquistado a los gobiernos asediados por esta lacra como Kenia, Chad, Mali y Níger, entre otros. En algunos casos, como Níger, esto puede estar a punto de cambiar con la llegada de Rusia, con quien Níger ha firmado acuerdos en materia antiterrorista a principios de noviembre.

Aunque formalmente el gobierno de Níger pueda no tener relaciones diplomáticas abiertas con Israel, como sí las tiene el organismo económico regional ECOWAS, hay diversas empresas privadas de seguridad que por ahora operan libremente en el país. Como advertía Gadafi, no hay que subestimar la capacidad de los sionistas para entrar en todos los conflictos del continente y sacar provecho de ellos, cuando los gobiernos no establecen relaciones abiertas, lo hacen sus compañías privadas y si éstas son vetadas en algún país, ese trabajo de “seguridad” lo hacen las ONG israelíes, como se ha podido ver en muchas ocasiones por todo el continente, que bajo la bandera de la ayuda humanitaria, se hacía comercio de armas y otras materias como diamantes y minerales, o incluso espionaje.

Israel abastece de armas, municiones y entrenamiento, tanto militar como de inteligencia, a todas las partes de los conflictos por igual. No solo arma a los gobiernos, sino también a los movimientos de resistencia, a grupos terroristas, como la milicia yihadista Al-Nusra, incluso trabaja para garantizar la “seguridad” del saqueo de grandes multinacionales en países empobrecidos, como Exxon Mobil en Guinea Ecuatorial, o Chevron en Nigeria.

 

Repercusiones en África del ataque de Hamás

El pasado 15 de octubre, Africa Intelligence (AI) publicaba una noticia que puede servir como muestra del alcance de la cooperación que tiene Israel con ciertos países africanos en materia de seguridad. A raíz del ataque de Hamas del 7 de octubre, el día 9, el ministerio de Defensa israelí comunicó al gobierno de la República Democrática del Congo, que todos los instructores y técnicos israelíes presentes en el Congo debían regresar inmediatamente a su país. Hubo un vuelo de repatriación el día 15 y otro el 20 de octubre. También desde otros países. En total, AI decía que el gobierno de Israel había llamado a filas a 360.000 reservistas, no es poco para un estado que no llega a los 10 millones de habitantes. Los programas que dirigían los israelíes, como la formación en manejo de drones de vigilancia en el este del país y otros como entrenamiento de tiro, quedaron de repente y por sorpresa sin instructores.

En la RDC concretamente, los instructores israelíes trabajaban principalmente para Synergy GPM y para Beni Tal Security (BTS), pero también para Global CST y el Mer Group, entre otras. Algunos de los instructores llamados a filas desde el Congo no eran tan jóvenes, explica AI, ya llevaban años en otros países de África antes de la RDC. Solo quedaron en el Congo unos 60 militares israelíes, porque su presencia fue considerada «esencial». Entre estos expertos esenciales destacan los de Global CST, la compañía de seguridad privada (filial de la estatal Mikal Defende), propiedad del general Israel Zilberstein, antiguo director de operaciones de las FDI y muy conocido en los círculos africanos de “defensa”.

Hay que decir que no solo agentes y compañías israelíes están encargadas de la “seguridad” en el este de la RDC, que sufre matanzas de población civil prácticamente a diario desde hace más de 30 años. En la zona operan actores de “seguridad” de múltiples organismos internacionales, regionales y extranjeros, compañías privadas de países de Europa del este, como Bulgaria o Rumanía; incluso China, a primeros de noviembre, con cuatro drones armados y sus correspondientes instructores, ha entrado a formar parte de esta “Torre de Babel securitaria” que no logra resultados positivos por ahora.

Uganda, Ruanda y Marruecos, los grandes aliados

Para una información completa de los negocios del sionismo en África y otros países, recomiendo escuchar a la activista Susan Abulhawa en esta conferencia online, titulada El coste global de la economía de Israel, en la que documenta con fuentes convencionales la industria militar global de Israel, tráfico de armas, diamantes, vigilancia, entrenamiento policial e intercambio de inteligencia con muchos países africanos y de otras regiones. Susan Abulhawa afirma que «mientras que un pilar de la riqueza de Israel está asentado sobre los cuerpos y la sangre de los palestinos, el otro pilar se asienta sobre los cuerpos y la sangre de los africanos».

Las relaciones de Uganda con Israel se han desarrollado siempre en la sombra, aunque no han estado exentas de incidentes, como la detención accidental en el país africano de dos traficantes de armas israelíes relacionados con el ministerio de defensa en 2014; o el escándalo que saltó a los medios en los años 90, porque los israelíes estaban vendiendo armas a zonas en conflicto bajo embargo de armas, como Chad, República Centroafricana, República Democrática del Congo o Sudán del Sur (Francia llegó a denunciar ante la ONU que había incautado armas israelíes en estos países), a través de la policía ugandesa, con la implicación del mismísimo presidente Museveni. Toda la investigación se desvaneció de repente. 

En ofensiva diplomática por África, los sionistas explotan esa imagen que quieren vender por el mundo de ser representantes legítimos del pueblo judío. En 2019, Netanyahu declaró en la sede de ECOWAS, en Monrovia (Liberia): «Existe una "afinidad natural" entre Israel y África, porque tenemos, en muchos aspectos, historias similares. Vuestras naciones sufrieron bajo el dominio extranjero. Han vivido guerras y matanzas terribles. Ésta es en gran medida nuestra historia».

Pero hay en concreto un estado que siente esta afinidad hasta la médula, la Ruanda de Paul Kagame. En mi libro “El genocidio que no cesa en el corazón de África”, en el capítulo sobre la Impunidad, explico cómo estos dos gobiernos son hermanos de verdad y colaboran estrechamente. Israel, que siempre se negó a compartir con ningún pueblo el rol de “víctima de genocidio” accedió a compartirlo solamente con los vencedores de la guerra genocida de Ruanda, actualmente en el gobierno. Estos dos regímenes genocidas y racistas comparten claramente una historia real, los dos son grandes criminales agresores, que interpretan el papel de ser las víctimas y su impunidad es asombrosa. 

Gracias a la “diplomacia de Kagame” fue bajo la presidencia ruandesa de la UA cuando Marruecos dio la gran sorpresa volviendo al organismo continental, que había abandonado en 1984 porque se admitió como miembro de pleno derecho a la República Árabe Saharaui Democrática. Inmediatamente después Marruecos se convirtió en el cuarto país árabe (después de Bahrein, Emiratos Árabes Unidos y Sudán) que normaliza sus relaciones con Israel mediante los Abraham Accords, impulsados por Estados Unidos.

 

Tomado de la cuenta de Twitter de José Ignacio Domínguez

Tras esta jugada maestra, el reino alauí se convirtió en el socio perfecto de la OTAN y Europa para combatir la emigración. Marruecos ha obtenido a cambio el debilitamiento o la retirada del apoyo de los aliados de la OTAN al Sáhara Occidental, bajo ocupación marroquí, y se ha convertido en el socio principal de seguridad de la OTAN en la puerta sur de Europa y el continente africano. Israel es el principal abastecedor de armas y entrenamiento de Marruecos en su papel de guardián de las fronteras europeas, reprimiendo con violencia e impunidad la emigración africana hacia Europa. El entrenamiento que Israel brinda a los ejércitos, policías y guardias fronterizas por el mundo, no solo en Marruecos, consiste en enseñar a cometer con «eficacia probada» (Así lo venden, probada en Palestina) todo tipo de abusos y torturas, incluidos los asesinatos extrajudiciales.

(Artículo publicado en Almayadeen English, el 24 de diciembre y en Almayadeen Español, el 27 de diciembre de 2023)

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