lunes, 22 de diciembre de 2014

Refugiados en un lugar llamado España

Es difícil huir de la guerra, de la mierda de la no-guerra, de la violencia que generan intereses internos y externos que no comprendes, de personas y compañías que no conoces. Tienes todas las probabilidades de que te aticen hasta en el cielo de la boca, figurada y físicamente, cuando se te acaba el dinero. Te vas moviendo hacia aquí o allá, porque otros lo han hecho delante de ti, pensando “seguro que ellos sabrán mejor que yo hacia dónde hay que ir”. Siguiéndoles llegas a un lugar llamado España, a un sitio llamado CETI. Un día, la policía te lleva a otro lugar llamado CAR. No entiendes nada. Alguien te explica que solo podrás estar ahí unos meses. ¿Y después? Miras si puedes seguir ruta hacia otro país de Europa. Parece ser que tampoco puedes salir de este lugar llamado España.

Cuando has pagado un montón de dinero para cruzar esa frontera que separa a los enriquecidos de los empobrecidos, descubres que tus problemas no han hecho más que cambiar de cariz y acaba de sumarse el de no tener dinero. Ahora resulta que hay leyes que te han atrapado en una especie de tela de araña, ni te dejan avanzar, ni puedes retroceder, no te puedes mover. Hay personas que huyen de tu país que dicen que son abogados, médicos, ingenieros, eminencias, hay gente que huye de tu país que dice que es de la oposición política… piensas: “seguro que ellos sabrán mejor que yo qué decir, dónde ir”, pero tú, tú no sabes ni qué decir, sólo tienes miedo. Todo el miedo del mundo. Estás solo, ojalá estuvieras con tu familia, pero les has perdido la pista. Esto es lo que hay. No te queda otra que sobrevivir. Eres un refugiado.
A finales del pasado verano un grupo de la Red Interlavapiés hablamos con unos refugiados sirios que habían acampado en la plaza de los reyes de Ceuta, delante de la delegación del gobierno autónomo, para exigir soluciones políticas y humanas a su situación. En Melilla fue desolador ver a familias enteras haciendo vida debajo de un puente, literalmente, el puente que llega al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes, CETI, de esta ciudad autónoma española. Este año que termina han llegado más de 180 sirios a través de Ceuta y unos 2.200 a través de Melilla. Descubrimos la crudeza de la vida para los refugiados, no solo sirios, entremezclados con los migrantes. Todos tienen algo en común, la incomprensible Europa no los quiere.