sábado, 5 de marzo de 2016

Etiopía y la otra cara de la globalización


Hace unos días participé en las IX Jornadas sobre África que Umoya organiza en la Universidad de Valladolid. Este año querían ofrecer una mirada “específica” de varios países, sin seguir los estereotipos a los que estamos acostumbrados. A mí me pidieron hablar de Etiopía, había viajado allá 3 semanas. Hubiera sido pretencioso por mi parte hablar de un país en el que solo he pasado 3 semanas. Aunque he de reconocer que la mayor parte de lo que sé sobre Etiopía es por mis años de observadora de este y otros países, no por el viaje, quería hablar de algo que hubiera palpado gracias al viaje y no a mi profesión. Gracias al viaje, tuve contacto directo en Etiopía con la otra cara de la globalización, eso me parece bastante interesante para contar y no atiende a estereotipos. Por supuesto que no es lo único digno de contar. Etiopía es un país de inmensa riqueza humana, cultural, histórica, ecológica, política y mucho más que nunca dejará de cautivar al visitante y al estudioso.

Hace tiempo que vengo interesándome por lo que aquí llamamos economía informal, visto como un sistema de vida legítimo. Los manteros del África occidental que extienden su mercancía en las calles de Madrid, nos han abierto los ojos a muchas y a muchos sobre esta realidad. Gracias al periodista Robert Neuwirth, al que he mencionado en algún otro artículo, me sumergí en el estudio de este modo de vida, desde un punto de vista positivo. Llamémoslo a partir de ahora como él: sistema D, que viene de la palabra francesa Debrouillard(e): un hombre o mujer listo, astuta, espabilado o avispada. Mucho más acorde a la realidad. La gente que no tiene cabida o que ha sido expulsada del sistema, se las ingenia para buscarse la propia vida y la de los suyos de forma libre, solidaria, más o menos organizada, sin más capital inicial que su ingenio y su palabra. Es el valioso y loable sistema D que permite vivir con la frente más o menos alta, incluso a veces desarrollarse, a dos terceras partes de la población mundial, es la otra cara de la globalización.
Pequeños y grandes negocios por todas partes