El sistema de beneficiar con el dinero público los intereses
privados, creo que se llama en lenguaje político “liberal”, se lleva aplicando
a África muchos años. Prácticamente desde la independencia, como denuncia
Michael Sata, presidente de Zambia y otros muchos de sus líderes.
Estamos acostumbrados a leer en nuestra prensa sobre
cumbre de quien sea con o sobre África en términos de “ayudar” al continente,
pero en la prensa africana se habla desde el otro punto de vista de estas
cumbres: “La necesidad que tienen los países industrializados de nuestras
materias primas para poder seguir manteniendo su nivel de vida nos pone en el
centro de todas las cumbres”, los africanos saben muy bien para qué se organizan
esas cumbres, y no es para ayudarles, sino para hacer negocios. Son numerosas,
está la de Tokio, la France-Afrique, el foro China África, EU-África…
De forma paralela a las cumbres, lo que realmente pasa es
que se firman jugosos contratos entre las empresas privadas de cada uno de los
países “desarrollados” con los gobiernos de turno africanos, a cambio, como
bien dice este periodista gabonés “de ayuda al desarrollo y otros favores a medida” de los gobernantes africanos. Ciertamente, las
compañías privadas firman jugosos contratos y los gobiernos “pagan la cuenta” con
“ayuda” del dinero de los contribuyentes.
Ni los contribuyentes occidentales obtenemos beneficio de
los contratos que puedan agenciarse las grandes compañías que se dicen de
nuestro país (aunque cotizan en paraísos fiscales), ni los contribuyentes
africanos obtienen beneficio de la ayuda que aceptan sus gobernantes, a cambio
de malvender los recursos de todos.