sábado, 31 de marzo de 2012

Descontento de los tuareg, otra herencia de la colonización

Que los tuareg no se adaptan a las fronteras que han heredado de la colonización los diversos “países” que habitan, no es nada nuevo. Los tuareg, un pueblo bereber que se extiende por una amplia zona del desierto del Sáhara, tradicionalmente nómadas, aunque cada día menos, nunca han reconocido las fronteras que parten su territorio y han seguido moviéndose por el desierto como han visto oportuno, sin reconocer ni doblegarse a las nuevas normas y fronteras administrativas.
Los bereberes me recuerdan un poco a los irlandeses. Están tan orgullosos de ser quienes son, que están convencidos de que en el mundo sólo hay dos clases de personas: los que son bereberes y los que quisieran serlo.


La tradición nómada está quedando en desuso, ya no da de comer. Los tuareg, buenos guerreros también por tradición, hace tiempo que se dedican más a actividades parecidas a las “compañías privadas de seguridad” que proliferan en Gran Bretaña y Estados Unidos. Estos ejércitos privados generan grandes fortunas en EEUU y Gran Bretaña, los países más interesados en que siempre haya guerras en marcha. Pues bien, Gadafi tenía un ejército privado compuesto de tuareg a los que nadie se atrevía a enfrentarse. Los tuareg encargados de la “seguridad” en el sur de Libia y en el entorno Gadafi, y tal vez en todo su desierto en general, también tienen fama de ser altivos, honestos, valientes, francos e inteligentes.
Gadafi tenía a sus compañías privadas de seguridad bien servidas de armas modernas, digamos que no luchaban con palos como los rebeldes que ahora mandan en Libia. Por algo éstos necesitaron todo el peso y armamento de la OTAN para enfrentarse a los guerreros de Gadafi. Desde la caída de Gadafi, y antes, ya se temía por todo el Sáhara la expansión de las armas de Libia. Hay países cuyos gobiernos están curtidos en la “guerra” y han hecho frente a la entrada de armas en -y destinadas a- manos de cualquiera, como Argelia. Incluso Egipto se ha dado prisa en controlar más las porosas fronteras en el desierto.

domingo, 25 de marzo de 2012

El colmo de la desinformación. Una imagen vale para mil mentiras

Al final, nada que ver con la religión, como tantas otras veces...

La desinformación que nos asiste continuamente sobre África es escandalosa. Siempre estoy insistiendo en esto. Pero hay un tipo de burda manipulación, que no sé quién se la inventa el primero ni si de verdad el fin es sólo denigrar el Islam, y que paso a explicar con datos.

En Europa, en muchas ocasiones se “venden” los conflictos ocurridos en algunos lugares de África, como “conflictos religiosos”. El más reciente es el de Nigeria, con el resurgimiento de la secta Boko Haram. También se intentó vender como conflicto religioso uno de los combates / episodios violentos que tuvo lugar en Costa de Marfil, en abril de 2011.
En muchas ocasiones ocurre esto y siempre son “los terribles y monstruosos islamistas los que hacen terribles cosas a los pobres y cándidos cristianos”. Para una servidora es terrible, es monstruoso y va contra los principios éticos y morales de cualquier religión inventarse estas cosas de otra persona, sabiendo que son falsas.

Este es uno de esos ejemplos y me ha traído por el camino de la amargura. 

viernes, 9 de marzo de 2012

¡ÁFRICA! ¡Nadie lava su conciencia más barato!


Se habla mucho de la explotación injusta que practican los países del norte de las riquezas de los países de África. Esas riquezas pueden ser desde materias primas de todo tipo, a millones de consumidores, o el sol y el aire y el agua, para generar energía “limpia” para no sé quién, en fin, son múltiples las posibilidades de explotación del continente africano.

Esas riquezas explotadas injusta e inmoralmente, en realidad, no están al alcance de cualquiera de nosotros. Si bien es cierto que somos beneficiarios de ello, a nivel personal yo no puedo ir a Congo y explotar ilegal e injustamente una mina, aunque inconscientemente me beneficie de ello. Sin embargo hay una explotación de África que está al alcance de todos, y que muchos hacemos: la obtención de certificado de “Buenos Oficiales”. 

“¡Sea usted bueno! ¡No sea tonto! ¡Adquiera ese certificado por un módico bolígrafo o simplemente acudiendo a nuestro mercadillo solidario!”.