sábado, 28 de marzo de 2015

Kalambai

A los banglas de Lavapiés los senegaleses los llaman kalambai. En wolof, esta palabra significa negro, pero no por alusión al tono de la piel, sino a "igual que yo" "hermano" "en mi misma lucha" "de los míos". Dicen los senegaleses que los bangladesíes son admirablemente comprometidos en la lucha y la unidad. Algunos lamentan que sea esa cualidad más visible en los blanglas que el los africanos. Se unen a sus compañeros y no fallan. Africanos y banglas están en la misma lucha por la dignidad de todo ser humano, esté donde esté.

Aunque hay de todo en todas partes, es verdad que los kalambai de los senegaleses son gente concienciada por lo geneneral. 
Muchas veces los españoles confundimos su educado respeto, su forma de callar y sonreír para dejar pasar las mamarrachadas de la sociedad que les acoge, aunque sea de mala gana, con tontería. Pero los kalambai, de tontos, nada.

Al igual que muestran compromiso y conciencia social de solidaridad con los de abajo aquí en Lavapiés, (esa cualidad que sorprende con agrado a quien los conoce), lo hacen allá en su país, Bangladesh, uno de los últimos de la lista de desarrollo humano, siempre al lado o encima o debajo del corazón de África, Congo.

En su país, donde nunca hace frío, hay dos "familias" que se alternan en el poder desde la independencia. En lugar de preocuparse por el pueblo, lo único que les preocupa es firmar contratos con grandes compañías extranjeras para forrarse. 
¿Cuáles son los recursos del país que venden? Además de gas, petróleo, carbón, que explotan los omnipresentes norteamericanos, la pesca que explota cualquier pirata occidental que pague algo, hay un enorme capital humano. La gente trabaja como esclava para escasamente mal-sobrevivir debido a que no hay estado ni leyes que les protejan de la esclavitud, que dicen por ahí que ha sido abolida… Y encima es uno de los países más superpoblados del mundo. Esos esclavos son el preciado recurso que compran las grandes marcas de moda y trapos varios, para maximizar los sagrados beneficios. Las dos familias de la 'cosa nostra' que se alternan en el poder solamente tienen que seguir como hasta ahora, no protegiendo los derechos humanos ni medioambientales de su pueblo. Les es muy rentable mantener el actual estado de las cosas. Como a casi todos los gobiernos del mundo.

lunes, 2 de marzo de 2015

Apoyo urgente para Victoire Ingabire, un último empujón a su candidatura para este premio

Quedan pocos días para que se reúna en jurado de la XXVII edición del premio Internacional de Cataluña. Este premio de la Generalitat se concede cada año a aquellas personas que han contribuido decisivamente con su trabajo al desarrollo de los valores culturales, científicos y humanos en todo el mundo. Consta de 80.000 euros y la escultura “La clac i la letra” de Antonio Tàpies. El ganador de la anterior edición es el arzobispo sudafricano Desmond Tutú.

Una de las candidatas de este año es la líder de la oposición y presa política de Ruanda, Victoire Ingabire. Una mujer africana luchadora y comprometida, que ha antepuesto sus principios a su propio bienestar.

Victoire es una líder ejemplar. Admiro profundamente a esta mujer. Sus discursos, sus cartas, sus intervenciones públicas, sus cartas desde la cárcel, las palabras que envía a su querido marido y a sus queridos hijos, me tocan el corazón, me llegan a lo más profundo de la fibra sensible.

Me llena de rabia que una mujer así se esté pudriendo en la cárcel y el mundo mire para otro lado. Es una persona que tiene las cualidades, la preparación y el carisma para liderar a los pueblos de los Grandes Lagos africanos hacia la paz. Qué impotencia ¡¿por qué?! ¿Por qué no queremos la paz para estos pueblos tan castigados? ¡¿qué nos pasa?!

A veces pienso: hay que ver la calidad humana que se da en la región de los Grandes Lagos. Unos pueblos que han sufrido lo inimaginable, a la vez han engendrado a unos líderes de una nobleza inigualable en el mundo entero. Victoire no es la primera persona con tamaña entereza, fortaleza e integridad. Me estoy acordando de Patrice Lumumba y de tantos otros, que han sido asesinados precisamente por esas cualidades. No quiero, ¡no podemos permitir que Victoire acabe como Lumumba!

Está bien llevar la memoria de Lumumba en el corazón, pero mejor hubiera estado verle liderar al Congo en su camino hacia la dignidad. Como dice mi amiga BK Kumbi debemos honrar a nuestros líderes ¡mientras están vivos!