Así por encima podemos decir que en Mali hay, reconocidos y oficialmente:
- 5.100 militares franceses con la operación Barkhane.
- 15.610 entre militares y policías con la misión de la ONU, MINUSMA son soldados de Chad (1.447), Bangladesh (1.298), Burkina Faso, Egipto, Senegal, Togo, Níger, Guinea Conakry, China (426) y Costa de Marfil, además contribuyen con policías solo Nigeria, Túnez y Benín, entre otros.
- Más de 1.066 militares europeos con la misión de la Unión Europea EUTM - Mali. Según la web de la UE, los 1.066 son «por mandato», es decir: seguramente sean más, porque ha renovado el mandato cuatro veces, desde que se implantó en enero de 2013, y cada renovación aumenta el personal. Por ejemplo, la participación española comenzó con 50 efectivos y tras la cuarta renovación pasó a 292 efectivos, cuando asumió el mando de la misión. Estarán allí hasta 2024, de momento. La misión se ha extendido por todo el territorio maliense, con soldados de 22 países de la UE y otros seis europeos pero no de la Unión como Reino Unido, en colaboración con la MINUSMA y la misión del G5 Sahel. Su presupuesto nos cuesta 133.700 millones de euros.
- Más tropas con el G5 Sahel, pero de número indeterminado. Al ser este grupo la contrapartida política y económica de la misión francesa Barkhane, cuenta con los mencionados 5.100 francesas más tropas de todos los países que la componen, Malí, Burkina Faso, Níger, Chad y Mauritania, bajo la dirección de Francia.
Argelia, una de las naciones más interesadas en combatir el terrorismo en el Sáhara, se negó a pertenecer al G5 Sahel por considerarlo «injerencista». Tampoco se llamó a participar en él a otros dos vecinos con serios problemas de seguridad por el terrorismo, Libia y Sudán. Sin comentarios.
Además hay que sumar, según fuentes oficiales, que hay tropas estadounidenses, en cantidad sin determinar «por motivos de seguridad» dando formación al ejército de Mali, con programas de apoyo «militar y civil».
No nos olvidemos de Rusia, que asegura que tiene cooperación militar con el país saheliano, le vende armamento, munición y vehículos militares.
Por supuesto, a todo estos hay que sumar más militares estadounidenses y de sus contratistas de seguridad privada, gracias a la “sincera” preocupación del Departamento de Estado de Estados Unidos por los derechos humanos y la paz en el mundo. Mediante el AFRICOM, el mando militar de EEUU para África, que está presente con un número indeterminado de operativos en todo en continente, y ya ha asegurado que está “preocupado” por Mali, observando todo muy de cerca.
Todas estas Fuerzas de Seguridad extranjeras, occidentales, seguramente no sean las únicas. El Sáhara está plagada de tropas occidentales “preocupadas por el terrorismo”, no se pregunten si por llevarlo y mantenerlo o por combatirlo…
Tanta movilización de militares, de recursos económicos y armamentísticos, durante tanto tiempo (esta invasión lleva produciéndose desde que la OTAN destruyó Libia en 2011) para formar a un ejército que todos coinciden en definir como débil, y resulta que la tan traída y llevada formación es … ¿esta?
Voila pourquoi IBK devait partir ! 😂😂😂😂😂 #mali #coupdetat #IBK #humour pic.twitter.com/XLrC6cwwdU
— La togolaise 🇹🇬 (@O__Ocean) August 19, 2020
En este vídeo salen los soldados de Mali diciendo con la boca «pum pum pum», mientras apuntan con grandes metralletas sin disparar realmente, por si no se ve. Menudos resultados.
El guión
Cuando en 2012 el presidente de Mali Amadou Toumani Touré sufrió un golpe de Estado, un colega canadiense dijo «Es el golpe de estado más ridículo que he visto en toda mi vida». Quedaban dos meses para las elecciones presidenciales a las que ATT no iba a presentarse. Desde el minuto 1 se sabía quién era el cabecilla del golpe, el militar formado en Texas, EEUU, Amadou Sanogo del que se hablaban maravillas «honesto, disciplinado y al servicio del pueblo y con el apoyo de los compañeros». Los militares inmediatamente prometieron una transición civil y unas elecciones (lo cual iba a suceder en dos meses sin su intervención). El presidente ATT salió escoltado, sin prisas, junto con su familia. Se despidió de los malienses con la cortesía y cordialidad que le caracterizaba y por la que era premiado y alabado en medios y ámbitos políticos hasta poco antes del golpe. Cero muertos.
ATT ha vivido tranquilamente en Senegal, a costa del dinero público de los senegaleses, hasta 2019, cuando volvió definitivamente a su amado Malí.
Se nos dijo que el pueblo maliense estaba harto de la corrupción generalizada y de que su presidente no hiciera nada por combatir el terrorismo, por el desarrollo y la soberanía maliense. Seguramente, de todos los componentes de la representación de 2012, eso fuera la parte más cierta.
En 2020, los malienses siguen hartos de su clase política corrupta y vendida a intereses exteriores, esto sigue siendo la parte 100% creíble de todo el espectáculo. Desde principios del pasado mes de junio los malienses estaban en las calles protestando por irregularidades en las elecciones presidenciales, en las que el recién derrocado Ibrahim Boubakar Keita había resultado reelegido.
El día 19 de agosto de 2020, dio comienzo una representación que sigue prácticamente al pie de la letra el guión de 2012. Hay protestas en las calles, los militares sacan con gentileza al presidente -esta vez, también al primer ministro- del palacio presidencial y los llevan al cuartel militar Kati situado en pleno corazón de Bamako, la capital. Los militares golpistas, muy serenamente, prometen elecciones y transición civil. Cero muertos.
En 2020, ha costado unificar la versión definitiva del guión, con respecto a los militares “salvadores - golpistas”. La imaginación de los medios en la era de la posverdad está desatada.
Según la versión que ha acabado imponiéndose, el militar golpista ha sido Ismaël Wagué, jefe del estado mayor adjunto. Ha declarado que decidió hacerse «cargo de sus responsabilidades ante el pueblo y ante la historia» y enseguida dejó claro que todos los acuerdos internacionales y las fuerzas internacionales en el país serán respetados.
El día 19 por la noche, algunos medios dijeron que el cabecilla del golpe era el coronel Sadio Camara, formado en Rusia. Alabado como el anterior, contaba igualmente con el apoyo amplio del ejército, que le respetaba por sus cualidades y demás. Y no faltaron los que implicaban a Turquía con los militares golpistas. Todo muy loco.
Parece mentira que sigamos creyendo una y otra vez el cuento de los golpes de estado militares en África. Los pueblos salen a las calles a protestar y los militares los reprimen, matan y apalean sin piedad, pero un día nos levantamos por la mañana y el guión dice «el ejército se ha puesto de parte del pueblo y ha quitado de en medio al gobierno corrupto», un giro que podía hacernos esperar que todos los problemas se han solucionado, pero siempre se acaba descubriendo que todo fue una ilusión, que los ejércitos no están de parte del pueblo, que solo están representando su papel en el guión establecido.
Para empezar, esa actitud tan socialista de un ejército: ponerse del lado del pueblo, si fuese sincera y verdadera, no sería alabada en los medios internacionales, sería tachada de bolivariana en el mejor de los casos y reprobada por todos los organismos internacionales. Pero, no es el caso, se nos dice que hombres honestos del ejército asumen sus responsabilidades contra los corruptos, al más puro estilo Hollywood.
Por otro lado, ¿cómo es posible que con tanta formación y apoyo desde hace 9 años de ejércitos occidentales -todos con claras tendencias fascistas- el ejército de Mali les haya salido tan socialista? ¡Eso sólo sería posible si Cuba mandase militares al Sahel en lugar de médicos! Y no es el caso.
El ejército es el que acaba siendo la “solución” ¿Es que nadie lo ve? Siempre es el ejército el que acaba “solucionando” las cosas, que acaban no siendo solucionadas, sino dejando todo como estaba antes del golpe o peor: menos soberanía, cero preocupación por el pueblo, cero piedad por parte de las fuerzas de seguridad del estado, más impunidad… Guinea, Costa de Marfil, Egipto, Túnez, Mali en 2012, Burkina Faso, Zimbabue… y tantos otros. ¿Alguien recuerda alguno de ellos que haya tenido éxito? ¿que haya beneficiado al pueblo y acabado con las miserias por las que protesta la gente? Yo tampoco.
Los medios relatan con fervor y entusiasmo el guión oficial que se está representando. Seguimos informándonos sobre los asuntos africanos en los medios y agencias occidentales, ¡incluso gran parte de los africanos se informan en los medios y agencias occidentales! qué puede salir mal…
Avancemos en el guión para llegar a otro punto exactamente igual que el de 2012, el golpe de estado más estúpido jamás visto. Hasta poco antes del golpe, el presidente de Mali era elogiado en ámbitos mediáticos y políticos extranjeros. Por ejemplo el dirigente de la oposición de Burkina Faso, Ablassé Ouédraogo, un respetado delegado de los organismos internacionales, por la cantidad de puestos que ha ocupado en ellos dentro y fuera de África, declaró en marzo que el presidente de su país estaba gestionando muy mal la lucha antiterrorista y que debería imitar la estrategia seguida por IBK en Mali, de dialogar con los terroristas, que consideraba más realista, razonable y eficaz.
De hecho, el gobierno de Ibrahim Boubakar Keita parecía no estar haciéndolo nada mal, según los medios. El pasado mes de noviembre, había organizado en el Centro de Conferencias de Bamako la última edición de las jornadas mineras y petroleras para el desarrollo durable de Mali, esta conferencia internacional, organizada en colaboración con Reino Unido, anunció los resultados de estudios geológicos que habían identificado una cantidad importante de oro, fosfatos, calizas, sal, bauxita, hierro, manganeso y litio. El primer ministro, detenido con el presidente el día 19, Boubou Cissé, dijo entonces que la explotación «justa y óptima de estos recursos, se hacía para mejorar el bienestar de los malienses».
El siguiente punto del guión de 2020 que recuerda al de 2012, es que las elecciones están sentenciadas independientemente del golpe. En 2012, se prometió algo que ya iba a ocurrir sin sorpresas; en 2020, las elecciones no trajeron ninguna sorpresa, ya que solo podía salir reelegido IBK porque el principal candidato de la oposición ¡había sido secuestrado por los terroristas que todas esas tropas extranjeras dicen perseguir! En medio de todos estos militares, policías, formadores, misiones de paz, de apoyo, de formación, de logística, de cooperación, de lucha coordinada contra el terrorismo, misiones especiales y mixtas y ad hoc, en un país de 20 millones de habitantes pacíficos, el líder principal de la oposición, Soumaïla Cissé, fue secuestrado exactamente entre las localidades de Saraféré y Koumaira el día 25 de marzo, (las eleciones eran el 29) y nadie puede localizarlo ni sabe quién lo tendrá a día de hoy. No se vio necesario aplazar los comicios. Casi nadie fue a votar por eso y por la Covid-19, pero no importa, es África, la audiencia se cree cualquier cosa de África…
No falla, nos creemos invariable y acríticamente todas y cada una de las veces que nos cuentan estas absurdeces, alimentando en nuestro subconsciente el mito de infantilidad y salvajismo de los africanos “que no saben solucionar sus problemas sin violencia”.
Las claves que no aparecen en el guión
Los militares golpistas declaran nada más dar el golpe que no se preocupen los socios internacionales que se respetarán todos los acuerdos; que para “arreglar” Mali contarán con las fuerzas internacionales presentes y que pretenden defender la implantación de los Acuerdos de Argel de 2015.
Estos acuerdos fueron firmados en 2015 por el gobierno de Mali y un amplio conjunto de grupos rebeldes y terroristas del Sáhara y Sahel, para comprometerse a mantener la paz, con ayuda extranjera.
Otro guión trágico que se repite en todas las negociaciones de paz que se hacen auspiciadas por la “comunidad internacional” en África es que se obliga a la integración de los rebeldes en el ejército regular del país afectado. Inestabilidad y debilidad garantizada.
Tantos años de formación, tanto dinero y tantos esfuerzos por parte de decenas de miles de profesionales militares de todo el mundo occidental, para que el Ejército maliense no haya sido capaz de hacer nada bien. Al parecer, no estaba cumpliendo la hoja de ruta del Consejo de Seguridad de la ONU: debía acoger antes de 2020 a unos 3.000 rebeldes, de los 85.000 que formaban las organizaciones signatarias del Acuerdo de Argel, solo había integrado 1.840.
¿No será que aquí la única hoja de ruta que hay es desestabilización y caos perpetuos a cualquier precio?
Los acuerdos de Argel fueron auspiciados por los países vecinos y la comunidad internacional. Siempre figuran en portada los países y organismos africanos y detrás están quienes mandan, porque son quienes ponen el dinero y las condiciones, la UE, Estados Unidos y Francia, en este caso. Se impulsó la implantación de diversos mecanismos de “seguridad” que incluían muchas muchas tropas extranjeras sobre el terreno. Todo el texto está supeditado a la autoridad de la ONU, mediante su misión MINUSMA y el resto de «forces internationales en présence».
Otra observación interesante es que según fuentes oficiales, el observatorio de análisis de opinión en Mali, Mali-Mètre, el 80,1% de los malienses no ha oído hablar jamás en su vida de estos acuerdos de 2015, los Acuerdos de Argel que los “golpistas - salvadores" han venido a defender en su nombre.
Si algo debemos tener claro es que el show imperialista en África repite guión. Show must go on.
Por Marina Kweli
miembro del Frente Antiimperialista Internacionalista, donde fue publicado este artículo.
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