Cuando Ana María Acedo, que entonces vivía sin lujos de ninguna clase, entre los pigmeos del Congo -luego Zaire, ahora República Democrática del Congo-, escribía unas palabras de desahogo de tremendo humanismo, porque cada vez que venía a España se sentía totalmente fuera de lugar.
Estas son Ana María Acedo, con chaqueta azul, y Loreto Rey, la que intenta zafarse de bailar. |
“Vives en el Zaire y vas a España cada x años. Te encuentras con familiares, amigos, personas que te han conocido en circunstancias diferentes o que conoces en ese viaje. Dependiendo del grado de amistad, contacto por correspondencia etc te preguntan:
‘¿Y dónde estás? … ¡Ah! eso debe ser África ¿no? … Y ¿Cómo está eso? Mal ¿verdad? Me parece que hace poco salió algo en la tele… ¡pobrecitos! Claro, con tan poca cultura… y vosotras ¿qué hacéis?… será difícil ¿verdad?… Chica ¿por qué no te vienes ya? Total, para lo que cambian.’
Y eso si no te sueltan ‘deberías dejarlos que se maten entre ellos’.
Todo esto te desarma, te deja anulada. Además, como la gente tiene tantas ocupaciones y tanta prisa, no sabes ni qué decirles para no entretenerles demasiado y que entiendan algo. A veces se te ocurre lo que menos hubieras debido decir, pues habituados a lo que inyectan los medios de comunicación y a otras ideas preconcebidas, lo que dices se toma como menos lo esperabas. Otras veces tienes que salir con una sonrisa de idiota o un “no digas esas cosas” para no liarte a guantazos, (…)
También te encuentras, es verdad, con gente que se interesa más, que tiene buen corazón y que incluso quiere ayudar (…)
Escuchas la radio y no se menciona el África negra. Puedes estar días, semanas y meses sin oír una noticia… y me digo: ¿Qué se puede entender así de los procesos de los pueblos, de sus esfuerzos por liberarse, por sobrevivir, de las tensiones y provocaciones a que se ven sometidos, de cómo se les está explotando desde fuera y desde dentro, de hasta qué punto se los está conduciendo al límite de la resistencia, por pacífica o no violenta que quiera ser? Nada, con estas noticias que se oyen no se puede entender absolutamente nada.”
Nada más que hablar, se presentaron allí otras cuatro mujeres: Loreto Rey, Mary Sol Bardadjí, Miren Imatz y Mª Carmen Caravantes. Su estancia fue intensa. Al volver a España, preguntaron a los pigmeos “¿Qué podemos hacer por vosotros?” y ellos respondieron “Contad en España lo que habéis visto”.
¡Felicidades Umoya! que cumpláis muchos más, porque pase lo que pase, la solidaridad y el respeto entre los pueblos africanos y el español será necesaria y la difusión del conocimiento mutuo, también.
Gran trabajo.
ResponderEliminarLa pena es que la ceguera occidental no ha menguado.
Qué razón tienes, Mikel, la ceguera es pasmosamente resistente al conocimiento y a la información. Voluntaria u obligatoria, la ceguera de la mayoría de la gente es increíble en estos tiempos.
EliminarGracias por el comentario.
ESTIMADOS HERMANOS:
ResponderEliminarLamentablemente veo en los emigrantes africanos de mi nacion Guatemala un trauma severo por el racismo, sobre todo, si el hábito social es de mencionarlos como negros africanos. Realmente ustedes los africanos no deben molestarse por el hábito social de los extranjeros porque ustedes son razas arias como cualquier etnia en el mundo. Los racistas son estúpidos en discriminarlos etnicamente porque los tales tienen envidia de las razas arias. A veces el término negrita linda o mi negrita del alma son buenos tratos sociales que implican aprecio y amor al africano por parte del extranjero. El verdadero color de su raza es púrpura (violeta oscuro) pero nunca negro.
Atentamente:
Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
Documento de identificacion personal:
1999-01058-0101 Guatemala,
Cédula de Vecindad:
ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
Ciudadano de Guatemala de la América Central.
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