El 23 de octubre por la
noche, Israel bombardeó una fábrica de armas de Jartum, capital de Sudán. Para
ello utilizó cazas equipados con alta tecnología, tecnología Stealth o furtiva, que interfieren en
los radares del país al que se va a agredir, para que no detecten que los cazas
están violando su espacio aéreo. Sólo he oído que Estados Unidos e Israel
utilicen este tipo de tecnología, que infringe toda norma y viola toda
soberanía nacional. No he podido encontrar datos sobre que otros países la
hayan utilizado, sospecho que si lo hiciesen, serían severamente castigados por
“la comunidad internacional”.
Israel, (según los medios
internacionales, porque el país sionista se ha negado a hacer ningún tipo de
declaración al respecto), acusa a Sudán de vender armas, algunos dicen a
Palestina, otros dicen a Irán. En cualquier caso, pensé, “ay madre, ¿y si
España vende armas o municiones a uno de esos dos países?”, como dice la
Escuela de la Paz de Barcelona que España “vende poco al exterior pero vende
mal”, es decir vende a destinos no deseados por diversos motivos como ser zonas
con conflictos o gobiernos que violan los derechos humanos, e incumpliendo con
mucho y de múltiples formas el Código de Conducta de Exportación de Armas de la
UE. Pero no, respiren tranquilos, Israel no atacará a España, porque España
exporta armas a Israel, no a Palestina, ni a Irán.
No es la primera vez que
Sudán acusa a Israel de perpetrar ataques que se denominarían terroristas si el
autor fuera otro país, pero al ser Israel, se denominan ataques “preventivos”.
Me pasma la fanfarronería
con que Israel ataca a quien le place, no tiene el mínimo respeto por las leyes,
ni por la soberanía de los estados, ni por los derechos más fundamentales de
los ciudadanos del mundo, y ni siquiera se molesta en dar una explicación. Lo
peor es que casi nadie lo condena. Países que se autodenominan libres y justos callan. Lo han condenado la Unión Africana, Egipto, Líbano y Palestina.
Algunos de estos no están preocupados por la legalidad, o el derecho a la vida
de los dos muertos, o los derechos de los vecinos de la fábrica cuyas casas se
vieron afectadas, o el derecho de Sudán a fabricar y vender armas como todos, o
muchos países del mundo, sino que lo condenan por otros motivos.
A pesar de que los grandes
medios lo han ocultado directamente, la condena de mayor peso ha sido la del Non
Aligned Movement, Movimiento de Países No Alineados, NAM, que en realidad,
representa a la mayor parte del mundo y de los pueblos del mundo. Tiene 120
países miembros y 17 países observadores. La mayoría de ellos ex colonias de
América Latina, Asia y África. 53 países africanos se han unido al NAM, sólo
faltan el Sáhara Occidental o la República Árabe Democrática Saharaui, aunque
acude a las cumbres y cuenta con el firme apoyo a su lucha del NAM, y Sudán del
Sur, el atareado país más joven del mundo, que estoy segura de que formará
parte del NAM en breve.
Este Movimiento, surgido en
la guerra fría, en sus orígenes quiso reivindicar el derecho legítimo a no
pertenecer a la alineación de ninguna gran potencia, a ninguna organización
militar, a no admitir bases militares extranjeras en sus territorios, a ser
neutral, en definitiva, pero pronto se dieron cuenta de que ser neutral no debe,
ni puede ser una actitud pasiva, así, el NAM comenzó a tomar posturas, a ser la
voz de los países empobrecidos, subdesarrollados, explotados, agredidos,
ocupados, dominados, que sufren injerencia en sus asuntos, demonizados por los
grandes medios de las grandes potencias, es decir, casi todos los del mundo. Muchos
dicen que al acabar la guerra fría el NAM perdió su razón de ser, otros lo
acusan de ser llanamente antiamericano, otros de estar compuesto por muchas
dictaduras o regímenes que no respetan los derechos, pero todo esto son
palabrerías, yo creo que este movimiento es ahora tan importante como lo fue en
los años 60, cuando nació. La mayor parte de los países del mundo y los pueblos
del mundo están oprimidos por la injusticia y el despotismo de los pocos que
componen la élite llamada occidente. Los oprimidos deben organizarse, deben
hablar, colaborar, apoyarse mutuamente y nombrar a las cosas por su verdadero
nombre. Considero que el NAM es una opción que aporta algo de equilibrio en el
sistema actual de injusticia institucionalizada.
Dos cumbres como la noche y
el día
El Movimiento de Países no
Alineados celebra cada pocos años una cumbre mundial. Entre el 26 y el 31 de
agosto de 2012 celebró una en Teheran, capital de Irán, a la que asistieron
delegados y expertos y representantes de casi 140 países.
A la cumbre mundial de la
ONU asisten los 193 países miembros y se celebra cada año durante tres días, a
partir del 27 de septiembre, en Nueva York.
La diferencia más sustancial
entre estas dos cumbres es que la de la ONU se compone de unos 193 monólogos,
la mayor parte de ellos sin público, ya que los delegados y sus comparsas
disfrutan de lo lindo haciendo compras y turismo en Nueva York. Cuentan que cuando
hablan los líderes africanos, es habitual una especie de ruido de estampida, de
los asistentes. Los que se quedan dormitando en los cómodos sillones de la ONU,
miran sus móviles, tablets u ordenadores de última generación sin prestar atención
real a personas que sacan agallas de donde pueden para ir a la ONU a decir
grandes verdades, críticas constructivas, proponer ideas necesarias y urgentes…
Pero todo esto apenas tiene un efecto: un comunicado final hipócrita, que no se
digna ni a reconocer que ha escuchado las críticas e ideas.
Los líderes políticos del
mundo parecen ir principalmente a hacerse la foto oficial en la palestra y otra
con Obama, o el presidente de turno de EEUU.
En la cumbre de países no
alineados, el bullicio es constante, la gente se escucha, debate, discute,
asiente y disiente.
Los países que componen el
NAM no son paraísos de derechos humanos, como no lo es ningún otro país del
mundo. Me temo que el desprecio que sentimos por sus líderes es producto de la
manipulación informativa que sufrimos, no de la realidad. De hecho los estados,
todos los estados, son los principales agresores de los derechos y los
individuos, como explica brillantemente Michael Walzer en Guerras justas e injustas. Pero los ciudadanos de esta élite
llamada occidente vemos la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.
Nuestros gobiernos no son mejores, unos legitiman a los otros, son todos cómplices del estado de las cosas.
En los medios occidentales
prácticamente sólo informaron de la visita que el secretario general de la ONU hizo
a la cumbre de Teherán. En su línea hipócrita, Ban Ki Moon dio un discurso
falto de todo sentido “pido a los países del NAM que resuelvan los conflictos
pacíficamente”. No se dirigía a Israel, que ataca a quien le da la gana con
total impunidad, no, se dirigía a países como Irán por si en un futuro
hipotético, se le ocurre lanzar un hipotético ataque contra algún país, con
armas que Irán dice no tener, pero que la ONU intenta aterrorizarnos diciendo
que hipotéticamente podría llegar a tener, (como las de EEUU, Gran Bretaña,
Francia, Israel…).
Los Angeles Times titulaba
“Irán utiliza la cumbre del NAM para criticar a Estados Unidos”, pues mira,
alguien tendrá que hacerlo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario