Me
fui de vacaciones al final de julio preguntándome si sería cierto o no que había muerto Meles Zenawi, el primer ministro de Etiopía. La desinformación de algunos
regímenes concede a sus ciudadanos todo el derecho a especular. El señor había
faltado a la cumbre de jefes de estado africanos, que se celebra en la capital
de su país cada año a principios de julio, sin dar ninguna explicación, al
menos a los ciudadanos. Después se supo que estaba en un hospital de Bruselas.
Pero nada de su enfermedad, de la gravedad. Nada de nada. El 21 de agosto, se
anunció que Meles había muerto, después de estar “descansando” del agotamiento por
su duro trabajo, casi dos meses.
El
2 de septiembre se celebró su funeral, a él acudieron personalidades políticas
y diplomáticas de todo el mundo. Entre ellos Susan Rice, embajadora de Estados
Unidos en el Consejo de Seguridad de la ONU. En su discurso dijo textualmente, cuando ponía por las nubes a Meles Zenawi, “por
supuesto que tenía poca paciencia con los tontos, o los idiotas (“idiots”),
como a él le gustaba llamarles”…
Hemos
de suponer que la señora Rice se refería a la oposición política, a los
periodistas, a los activistas de derechos humanos, a los que criticaban al
gobierno, a los artistas, a los ciudadanos corrientes que han muerto o
languidecen en las cárceles, o han tenido que huir de sus casas y tierras o al
exilio por culpa del dictador que acaba de fallecer.
Después
de las elecciones fraudulentas de 2005, que en realidad ganó la coalición de la oposición (ese
atajo de idiotas), el régimen de Meles detuvo a unas 60.000 (sí, han leído
bien, 60.000 personas) en las protestas por el pucherazo protagonizado por el
partido del “brillante” Meles, para aferrarse al poder. En las protestas de las
calles murieron unas 200 personas a manos de la policía. El poco paciente con
los idiotas acusó a los detenidos y muertos de “querer expulsar al gobierno”, ¡y
tanto!, ¡se habían presentado a unas elecciones y las habían ganado! ¡Qué
idiotas! ¿Verdad señora Rice? Para las de 2010, Meles y su aparato político no
fue nada incauto y metió en la cárcel a los opositores más importantes antes de
las mismas. Hasta su fiel aliado, EEUU, tuvo que reconocer que las elecciones
habían sido una chanza descarada.
Supongo
que la señora Rice se refería además a la jueza y opositora etíope Birtukan Mideksa,
a la que metió Meles en la cárcel después de haber ganado dichas elecciones de
2005 y condenó a cadena perpetua, por idiota. Quisieron obligarla a “pedir
perdón por sus crímenes” (principalmente el crimen de haber retado a Meles en las elecciones), pero ella se negó durante años, esta mujer adorada en
Etiopía y el mundo entero se convirtió en una mártir del régimen. Finalmente en
2010, la liberaron afirmando que ya había pedido perdón, algo que ella nunca ha
llegado a confirmar y que yo no me creo, aunque sí comprendo su decisión de
salir de la cárcel, callar, dejar la política, abrazar a su familia y huir del
país…
La
señora Rice ¿no estará llamando idiotas a los periodistas suecos que
acaban de ser condenados a 11 años de cárcel por el régimen de Meles?, juzgados
bajo la ley antiterrorista, al igual que el periodista Eskinder Nega,
premiado con el prestigioso galardón PEN-2012
a la libertad de escribir, mientras estaba en la cárcel de Addis Abeba, condenado
a cadena perpetua. Otro terrorista, o “idiot” como seguramente le llamaba Meles,
haciendo que a Susan Rice se le escapase alguna sonrisa cómplice. Al igual que el
periodista Mesfin Negash, que tuvo que huir al exilio, al
correr riesgo su vida, o a tantos otros como Reyot Alemu y Woubeshet Taye,
o Elias Kifle.
Igual la señora Rice se refería a
los miles de campesinos que han sido expulsados de sus tierras en el país,
porque eran molestos idiotas para que el régimen de Meles pudiera vender sus
tierras a multinacionales extranjeras y multimillonarios especuladores de la
alimentación extranjeros.
La guinda de este infecto pastel
la pone el comunicado que Barack Obama emitió al conocer la muerte de Meles
Zenawi. En él dice que conoció al primer ministro Meles Zenawi en la cumbre del
G-8, y que le produjo admiración “por su deseo de sacar a millones de personas
de Etiopía de la pobreza, mediante su impulso a la seguridad alimentaria”.
También le agradece Obama la contribución a la “paz y seguridad” en el cuerno de
África.
Se
referirá el señor Obama a la política de expulsión de pequeños agricultores de
sus tierras para vendérselas a los extranjeros, con eso de “sacar” (aunque no
precisamente de la pobreza). Se referirá el señor Obama a las políticas de explotación de recursos en zonas donde el ejército masacra a la población local, cuya
existencia sobre depósitos de gas y petróleo tanto molesta. Tal vez Obama quiso
referirse a la política de denegación de ayuda alimentaria a las zonas donde no tiene apoyo político, como la de Ogadén.
¿Obama
no sabe que habría que pedir responsabilidades al líder de un país que a pesar de tener uno de los crecimientos económicos más altos del mundo, (casi 12 y medio % en 2011) su pueblo sufre periódicas y graves hambrunas? ¿A dónde van a parar esos
enormes beneficios?
¿Qué
hace ese régimen tan dedicado con tanto dinero mientras su pueblo se muere de
hambre? Tal vez Obama prefiera callarse la respuesta: Comprar armamento a EEUU para invadir y atacar Somalia, además de reprimir a su pueblo más y más. ¿Será eso
lo que quiere decir Obama con “contribución a la paz”? Pero, señor Obama ¿la
paz y la seguridad alimentaria de quién? ¿De quién habla usted? Este cinismo tan descomunal me desconcierta.
El sanguinario
y represor régimen que tan abnegadamente dirigió Meles Zenawi, parece tener
buenas bases y buenos protectores y financiadores internacionales. Las cosas no
han cambiado. La rabia no se ha acabado, de momento, con la muerte del perro. Las
autoridades detuvieron a un periodista que se atrevió a decir que la causa de
la muerte del difunto era cáncer de hígado (¡oh! peligro nacional). El ejército
sigue entregado a su trabajo de abusar, violar, acosar y asesinar a la
población, como demuestra su actuación, posterior a la muerte de Meles, en la zona de Gambella,
en la que otros molestos idiotas campesinos no querían abandonar sus tierras y
hogares para dejar que el gobierno las venda a una multinacional que va a
cultivar alimentos con los que especular y garantizar la seguridad alimentaria
de las familias de los multimillonarios accionistas, y garantizar también que
en unos años, los idiots de los etíopes de Gambella sufrirán una hambruna,
porque no tienen tierras que cultivar ni dinero para comprar leche en polvo a
una gran multinacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario