viernes, 18 de mayo de 2012

Repartid el poder como buenos hermanos, la oferta estrella

Tengo que confesar antes de nada que no creo que los políticos que tenemos en Europa sean mejores que los que tienen en África, ni peores tampoco. En cuanto a calidad humana y profesional se refiere, por lo general -y sin contar con el dinero invertido en comprar-vender una imagen- ser honesto, responsable e íntegro parece ser que no te lleva muy lejos en el mundo de la política.

El pasado 12 de abril se produjo un golpe de estado en Guinea Bissau. El gobierno que resultó derrocado era interino, puesto que el país se encontraba en mitad de un proceso electoral para elegir un presidente que reemplazase al difunto Malam Bacai Shana.

Pasando por alto la idiosincrasia de este país y su historia de golpes de estado y disputas por el poder entre “narco-generales”, como tan bien define el periodista José Naranjo, al leer el 8 de mayo que Advierten del riesgo de guerra civil en Guinea Bissau, me fijé en que pasa desapercibido una vez más un tema que considero grave: Nadie cuestiona que se intenta imponer como solución algo absurdo. El gobierno derrocado no quiere admitir la solución propuesta por ECOWAS, Comunidad Económica de los Estados del África Occidental, “porque considera que legitima los golpes de estado”.

Aunque la noticia no ahonda más en el tema, lo que no admite el gobierno derrocado de Guinea Bissau es lo que yo llamo la “Oferta Estrella” de la Unión Africana y todos los bloques regionales del continente: el reparto del poder.


Si alguien da un golpe de estado o roba unas elecciones, en lugar de desaprobar lo ilegal, los mediadores llegan y proponen que entre la víctima y agresor se repartan el poder. Tanonoka Joseph Whande, el clarividente periodista zimbabuense, exiliado en Botsuana, que tanto me hace disfrutar y aprender, cuando hablaba de esta “oferta estrella” en el caso de las elecciones fraudulentas en Zimbabue, en 2007, lo comparó con un robo. Si un ladrón entra en tu casa y te roba todas tus posesiones, pero lo pilla la policía, tú no esperarías de ningún modo que la solución que te ofrezca la policía sea que ¡os sentéis a negociar, el ladrón y tú, y os repartáis el botín! Pues esta es la oferta que tan solemnemente ofrecen siempre los líderes africanos y que han ofrecido ahora en Guinea Bissau.


Así, como bien dice Mamadou Jalo Pires, ministro de Exteriores derrocado de Guinea Bissau, se anima a todo aquel que quiera hacerse con el poder sin merecerlo, ni pasar por unas elecciones, a dar un golpe de estado, ya que, aunque su apropiación del poder no sea directa, será legítima una vez negocie el botín con la víctima. Se confiere el poder de participar en la toma de decisiones sobre la organización de unas elecciones. En este punto es donde fracasa el plan, porque el agresor y la víctima no se ponen de acuerdo, y el poder repartido “hasta la organización de unas elecciones” se eterniza. De esta forma, ya estás en el poder por el que diste el golpe o robaste las elecciones.

Es una extraña fórmula impuesta en muchos países en África: Kenia 2007; Zimbabue 2008; Madagascar, 2009; Intento en Costa de Marfil, 2011; intento en Libia 2011, Mali 2012… Se podría pensar que es cosa del club de líderes de la Unión Africana, en su afán por acatar la ley no escrita de protegerse las espaldas unos a otros, a pesar de que algunos sean lo mejor del panorama mundial y otros sean de la calaña de Obiang, por ejemplo. Pero resulta que los líderes occidentales tampoco saben ofertar nada mejor para África que el reparto de poder entre agresor y víctima, como George W. Bush, que insistió en imponer esta odiosa oferta estrella en Kenia.

Los políticos que insisten en imponer este plan ¿lo aceptarían igual de gustosos si ellos mismos tuvieran el papel de víctima y no de mediador en este teatro que es la política?

“¿Qué clase de lógica es la que nos están vendiendo cuando, tras la detención de un asaltante y la recuperación de lo robado, convocan una reunión de ancianos tras la cual obligan a la víctima del robo a compartir sus pertenencias recuperadas con el ladrón, en lugar de censurar al ladrón?”, se pregunta Tanonoka Whande.

4 comentarios:

  1. Hola Rosa!
    El texto y sus argumentos tienen su lógica, salvo por una cuestión que para mí es clave, o incluso dos.
    1) Cuando te atracan en tu casa y te roban tus enseres, no tiene lógica la imposición de compartir y congraciarse con el ladrón, porque los enseres eran eso: tuyos y de nadie más. Eras y eres el propietario. Pero un líder político nunca es propietario de un país, y su valía como líder, depende de su legitimidad para ostentar ese puesto y su aprobación por sus conciudadanos. Luego, cuando carece de tal legitimidad, no ha lugar a hablar de compartir el poder o las propiedades. Muchas veces, se da precisamente por un abuso de poder, o una situación mísera hasta el límite. Hay que tener más cosas en cuenta. Cuando un mandatario se eterniza en el poder, o peor aún, maltrata a su pueblo, que venga otro de los suyos a discutirse el pastel, no me extraña, ni me da lástima. Es más, si tiene apoyo popular y legitimidad, me parece mejor solución, que se vaya el anterior y entre el nuevo. Dicho esto, sí es patente la regla no escrita de la Unión Africana de apoyo mutuo. De hecho proponen esa opción porque son conscientes de la falta de legitimidad del mandatario sacudido en la mayoría de las veces, ergo, no lo ven como un atraco, sino como una reacción esperada, e intentan que todo quede entre los mismos, en casa, y así perpetuar el status quo. No se puede compartir lo que no se posee. El pueblo no se posee, se le lidera y se le ayuda. Cuando esto falla, es previsible que falle todo lo demás.
    La segunda cuestión tiene que ver con las elecciones previas, y los poderes interinos. Los he visto que han durado años, los suficientes para que el Regente en cuestión se prepare el terreno para afianzarse en el poder, y la palabra democracia se toma demasiado a la ligera, es un concepto acuñado y aplicado en unos países en concreto, y no está demostrado que sea válido para otros contextos socio-culturales. Para una democracia a la Occidental, para empezar la población debe tener un grado de educación diferente, unas necesidades básicas cubiertas y unos mínimos sociales y de auto-dependencia aceptables... todo aquello no florece del desierto, hace falta tiempo histórico e implicación ciudadana de manera masiva.Eso creo yo.

    Simón.

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  2. Hola Rosa, muy interesante la reflexión, como siempre, y bien fundada. te agradezco además que ofrezcas las fuentes, porque a este periodista de zimbabue, por ejemplo, habrá que seguirle, desde luego.
    El comentario de Simón me parece muy interesante. A ello solo diría yo que "lo cortés no quita lo valiente". Me explico: Creo que habláis una y otro de niveles diferentes. Por un lado, es real la poquisima (pero nunca es "cero") legitimidad de muchos gobiernos africanos. por apropiarse de toda la estructura del estado, por no servir esta estructura a su funcion (ofrecer esa seguridad -servicios básicos, proteccion de la violencia-) por no existir ninguna separación de poderes (cuidado, en muchos casos, esta "no separación" vino exigida y establecida con descaro en las constituiciones dejadas por las potencias coloniales) etc. Ahora bien todo esa carencia de legitimidad de gobiernos no justifica en absoluto (estoy totalmente de acuerdo contido, y esto es un matiz a la opinion de simon) que la solucion a las usurpaciones de este poder, por ilegitimo que fuera, sea el reparto de este, pues sin duda eso justifica la violencia. No estoy defendiendo la "estabilidad" por encima de la democracia, sino diciendo que el peor camino para mejorar (o construir de cero) democracia (en su sentido más profundo, y me atrevo a decir casi casi universal)en ningún sitio sea repartir el poder disputado violentamente. El papel etico, logico, de representantes la comunidad internacional debería ser más bien denunciar, aislar, impedir el que ningún leon despedace un cordero, no mediar entre los leones que se acercan a disputarle al primero el botín...sino alejarles a todos, incluído el primero.
    En fin, gracias por la reflexión, por el blog que es muy bueno. Tambien a Simon por su opinión, desde luego.

    Santiago

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  3. Gracias a ti por opinar también, Santiago, pero primero quiero aclarar que yo en ningún momento he apoyado la violencia, para mí no va necesariamente ligado al cambio de líder de un país, aunque parezca que cuando hablamos de África, la única manera concebible sea ésa. No. Sin embargo, te digo que esa actitud que dices tú de extender la democracia (universal? Según quién?)sin violencia pero manteniendo la estabilidad. Es una palabra muy socorrida en esto de las dictaduras y el poder. Una cosa es no ser violento, y otra pecar de timorato, amigo, que mientras pensamos y procuramos estabilidad, millones de personas van pereciendo poco a poco bajo el yugo "estable" de un señor que mantiene el poder con mano de hierro. Por la misma estabilidad se mantuvo aquí un Franquismo de casi 40 años, y llevó a un transición que en realidad era una concesión con la condición de transferir los poderes a los de siempre, instaurar un Rey, y pactar una Amnistía que hoy en día está claro que sellaba a bueno y malos y separaba a la población... Por lo mismo se mantuvo a Mobutu durante la Guerra Fría, y porque además era la pesadilla de los filocomunistas en el centro de África; y por estabilidad muchos africanos no osan levantar la voz porque y prefieren una mal llevada paz a un sangría a corto plazo... Yo no sé qué es mejor. Pero ambas cosas son igual de peligrosas. Sin Revoluciones, en Europa aún se seguiría en el Antiguo Régimen. De momento en África se sigue más bien en una mezcla de Feudalismo y modernidad... todo se andará, espero.
    Simon.

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  4. Os agradezco a los dos los comentarios tan interesantes y pido perdón por esta tendencia que tengo a hablar con demasiada ligereza de asuntos serios, algunas veces...
    ¡Ah! Y yo también creo que la democracia es algo que no se puede exportar como si fuera una mercancía, cada pueblo ha de alcanzar la suya
    Saludos

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