Un
día te levantas por la mañana para ir a trabajar. Te pagan mal y no tienes
contrato, pero necesitas ese dinero para sobrevivir. La vida es dura. Por la
calle, bajo el frío de una mañana de febrero en Madrid, se te acerca una pareja
de policías. Te echan la bronca porque parecía que no querías hacerles caso,
les explicas que “perdonen, iba metido en mis pensamientos”. Sacan un aparato medidor
y te miden la nariz. Ya llegas 10 minutos tarde al trabajo. Envían esas medidas
a la central de la policía. Les dices que tienes prisa. Te explican que has de
esperar la respuesta de la central de policía, para ver si la medida de tu
nariz entra dentro de lo legal, en el baremo de nariz perfecta. Tienen mucho
trabajo midiendo narices. Es un trabajo muy importante para la sociedad, que
les paga con sus impuestos. Esperas. No quieres decir que la prisa es porque
llegas tarde a un trabajo sin contrato, con lo en serio que se toman su
servicio a la sociedad. Llega la respuesta. No. Secamente. “Caballero tenemos
que detenerle”. Te enfadas. “Pero ¿por qué? ¡Yo no he hecho nada malo!”. No
tener el tamaño de nariz perfecto es ilegal en esta democracia. Te llevan al
calabozo. No puedes creerlo. Quieres despertar de la pesadilla. Te sacan sin
explicaciones. Te llevan a empujones a los juzgados de la plaza Castilla. Allí
un juez, que vela por el bienestar de la sociedad es
informado de que el tamaño de tu nariz no es perfecto. No duda. "¡Culpable!".
Al CIE. “¿Qué? -exclamas- ¿Qué es el CIE?”. "Es la cárcel para los que no
tienen nariz perfecta". "¿Cárcel? ¡Pero si yo no he cometido ningún delito!”. “Por
eso la cárcel es diferente a la de los delincuentes y criminales, aquí no
tendrá usted derecho a contacto con el exterior, ni a la asistencia médica, ni
a visitas, ni llamadas. Nada”. Quieres despertar, esto tiene que
ser una pesadilla, pero no lo es. Es la realidad.
Esta
mañana vi a un policía pedir los papeles a un chico que iba imbuido en
sus pensamientos, he observado de lejos el intercambio de
palabras y después la respuesta sobre la legalidad de la medida de tu nariz, en
su caso era la legalidad de ser negro en Madrid, ha tardado tanto que me he
marchado con cargo de conciencia. Por el camino imaginé cómo se sentiría una
blanco en esta situación.
Alguien
podría decir, “Pero no es porque sea negro ¡es porque es pobre!”.
¡Ah!
Vale. Entonces: Lee estas suposiciones. Cierra los ojos y supón que eres tú.
Mientras
te trasladan al CIE les gritas “Pero ¡miren!” “Miren a esa gente de ahí. ¡Yo
diría que ellos tampoco tienen la nariz perfecta!”. Los policías responden. “Pero se ve que ellos tienen dinero para operársela un día y tú,
según los informes de la policía, no tienes dinero para operarte la nariz”. “Por ello, acusado de no tener dinero para comprar una nariz perfecta, es justo y necesario que te acosemos, te detengamos
mil veces, interrumpamos tu vida ¡todo! Si no ¿qué iban a pensar los
ciudadanos de nariz perfecta? No sería justo que tú vivieras igual que ellos,
con tu nariz imperfecta ¿es que no lo comprendes?”. No, no intentes despertar.
Esto es la realidad.
¡STOP
REDADAS RACISTAS! Así no podemos ni queremos vivir.
Mañana,
25 de febrero, en la plaza de Lavapiés, a las 7 de la tarde. Acércate a
protestar por las redadas de las narices.
Rosa, qué bien escribes y qué idea más buena hacer un simil de su desesperada situación con una nariz tan inocente como lo son ellos. ¿Qué quieren que se suban a una banqueta o que se maquillen la cara cada día para probar antes de salir por el portal si están a la altura? En cretinismo desde luego en nuestra injusta sociedad nos llevamos la palma. Un beso. María(Profe del centro)
ResponderEliminarGracias María!
Eliminarsí, nos llevamos la palma, hasta los policías lo dicen ya, pero entre todos lo vamos a cambiar.
BESOS