sábado, 11 de abril de 2020

Nosotros, los yurugu de la tierra

Nosotros, los blancos europeos y euroamericanos, vivimos en una burbuja que no es el mundo real.
Apunte 1:
[Aquí lo achacamos, entre otras cosas, a lo que se conoce como información, que no es sino propaganda y blindaje del sistema contra la duda y la crítica. Percibimos el mundo que nos rodea a través de lo que asimilamos como información, entretenimiento o cultura -radios, televisiones, periódicos revistas, libros, películas…- que NO nos presentan la realidad, sino un espejismo de la misma.
Los llamados medios alternativos no son la solución, ya lo hemos dicho otras veces, no tienen financiación y su agenda está marcada por esas máquinas de propaganda, comúnmente conocidas como los principales medios de comunicación o medios mainstream.
Insistimos también en que no nos preguntéis “Y entonces ¿dónde nos informamos?”, porque la respuesta no puede ser a la pregunta de “dónde”, sino a la de “cómo”, la clave está en nuestra mirada. Tenemos que leer/ver/escuchar con mirada crítica y sentido común. Pensar y pensar. Sacarás más información valiosa de tu esfuerzo por deshacerte de tus propios sesgos y asunciones erróneas, que de ningún medio de comunicación de los principales o corporativos.
Decía Thomas Jefferson: “Un hombre que jamás mire un periódico estará mejor informado que quienes los leen, por lo mismo que quien no sabe nada está más cerca de la verdad que quien tiene la mente repleta de falsedades y errores.”]
Los blancos europeos y descendientes, los euroamericanos, siempre tuvimos la sensación de ser superiores, o mejor dicho, de representar o ser El Mundo; de representar o ser La Humanidad; de ser poseedores de La Razón y La Verdad. Vistos desde fuera parecemos unos dementes. Somos violentos, crueles, neuróticos, hipócritas, ladrones, egoístas… ¡lo tenemos todo! culturalmente hablando, que nadie se lo tome por lo personal. Más precisamente, somos la viva encarnación de Yurugu, según la antropóloga Marimba Ani.
 Yurugu, es un concepto que proviene de la mitología Dogón, un pueblo africano que probablemente muchos europeos consideren primitivo y subdesarrollado, pero que domina una cosmología mucho más compleja que la cristiana-europea, cuyos mitos infantiles e incongruentes provocaban la risa en los primeros contactos con los pueblos africanos. Muy resumidamente, Yurugu es un ser mitológico incompleto, que siempre está buscando la parte que le falta a su ser y en esa búsqueda, provoca el desorden en el universo. (no es malvado, ojo, es incompleto).

La doctora Marimba Ani, en un ensayo magistral publicado en 1994 titulado ‘Yurugu’, pone el foco de estudio sobre los europeos con una mirada crítica africana. El subtítulo reza ‘una crítica al pensamiento y comportamiento de la cultura europea, desde una perspectiva africana’. Desenmascara a la minoritaria población blanca europeo y su sistema globalizado de supremacía blanca. No es una obra acusatoria, es un análisis, un estudio riguroso destinado a los africanos de África y del resto del mundo. En momentos parece dirigirse a los otros pueblos no blancos, igualmente explotados y dominados violentamente por los europeos desde hace siglos, pero en ningún momento se dirige a los europeos, que no son más que el objeto de estudio.
Sin embargo, consideramos que este es uno de los más importantes ensayos que una persona blanca (europea o descendiente) puede leer para combatir el propio eurocentrismo que, inevitablemente, tenemos “de serie”. Recomendaríamos que se tradujese a todos los idiomas del mundo, que este análisis y similares sobre nuestro modo de ser y comportarnos sean obligatorios en todos los currículos del mundo de todos los niveles: Iniciación en primaria; profundización en secundaria y dominio del tema en la universidad. Ani no es la primera, ni la única, ni será la última que nos observa críticamente. Ya Frantz Fanon (1925-1961) decía sobre el colonialismo, el sistema del hombre blanco, “Es violencia desnuda y solo cede cuando se enfrenta a una violencia mayor”.
Los europeos debemos comprender esta lección que Marimba Ani presenta sobre nosotros. Somos el pueblo minoritario que empuja al inmenso mundo entero a la extinción y estamos a punto de lograrlo. Es normal que el resto del mundo quiera estudiarnos ¿qué hay detrás de este comportamiento tan destructivo que llega al paroxismo de la autodestrucción?
Así mismo, los demás pueblos deben comprender esta lección de la doctora Ani para recuperar la autoestima cedida a un sistema criminal que los mata, expolia y esclaviza, este sistema basado en la supremacía blanca, para superar las barreras más altas de todas, las mentales. La contra cubierta del libro dice que esta obra es una lectura obligatoria para todos los africanos comprometidos con la reconstrucción del orden mundial africano. “Definitivamente se convertirá en una parte esencial del manual de supervivencia para africanos del siglo XXI”. 


Lecciones
Una amiga tuvo la suerte de trabajar y vivir en China una temporada. En una ocasión, visitando a la familia humilde de una persona que conocía, salió en la conversación la conveniencia de tener microondas. En la casa no había microondas y esta amiga exclamó “¿Por qué no tenéis? ¡Si son muy baratos!” … Sus contertulios quedaron espantados, se llevaron las manos a la cabeza “¿Baratos? ¡¿Cómo puedes decir que son baratos?! Si todos los hogares del mundo tuvieran uno, ¡no habría energía suficiente en el mundo para que funcionasen!”. Les espantó la visión europea del mundo, observada a través de una inocente y buena persona.
Esta anécdota resume muy bien la diferencia en la forma de pensar y comportarse de los europeos y la forma de pensar y comportarse de otros pueblos, que por ser menos blancos y menos “todo-lo-mido-con-dinero” nos parecen tontos, cuando resulta que en realidad son mucho más humanos, sabios, ecologistas y solidarios. Pero aunque estuviesen equivocados en determinadas asunciones, tanto como nosotros ¡o incluso más! ¿De verdad somos los blancos occidentales los apropiados para corregir a nadie? ¿De verdad creemos que somos los únicos poseedores de soluciones? ¿Soluciones a los problemas que creamos, aunque sea sin saberlo?
Los europeos dedicamos, inconscientes por pura ignorancia, un montón de energía a aleccionar al resto de pueblos tan “tontos” como los dogón o los chinos, lo llamamos luchar por su “educación”. Trabajamos por el bien en el mundo, es decir, para dominar la mente y destruir la cultura de todos los demás, obligándoles a que piensen y actúen como nosotros, sin molestarnos antes en escuchar, ni en comprender cómo y por qué piensan y actúan ellos como lo hacen. Hablamos del demoledor imperialismo cultural.
Para la mayoría de las culturas tradicionales africanas, -tradicionales por auténticas, no porque sean pre nada ni post nada en relación a Europa, sino porque son las que han logrado resistir y sobrevivir al implacable imperialismo cultural-, para estas culturas la educación de los hijos, y también de los adultos, por ejemplo, se enfoca hacia la convivencia y la armonía en la vida principalmente. Muchos habrán oído hablar de la filosofía africana Ubuntu, lo contrario a la competitividad y el individualismo. Ubuntu es la comprensión en lo más hondo del ser de que si los que te rodean no son felices tú no puedes ser feliz. Que solo la conexión con tu comunidad, te hace libre, feliz y te da la vida. No puedes ser libre si los que te rodean no lo son. La libertad no es algo individual, sino algo mucho más profundo, es parte de la vida común. En la filosofía Ubuntu, la libertad no entra en conflicto con el respeto (aquí decimos "ser libre, PERO respetar la libertad de los demás", cosa que no hacemos más que retóricamente como recuerda constantemente la doctora Ani), desde la filosofía Ubuntu la libertad es respeto y no se puede concebir una sin lo otro, no hay peros es complemento, armónico, no está dividido en dicotomías, en individualidades. Marimba Ani lamenta la imposición que se ha hecho a los africanos del individualismo europeo a través del imperialismo cultural durante siglos, “El individualismo es dramáticamente perjudicial para las culturas africanas, porque su fuerza reside en la conexión, en la comunidad”. Es más importante pues que los hijos e hijas asimilen este modo de vida, que la técnica de leer y escribir idiomas coloniales, por ejemplo, por citar algo que nos obsesiona. Para nosotros la única educación que cuenta es la de leer y escribir, y ciertamente es una parte importante de la educación, pero fallamos en todo lo demás. Nos esforzamos bienintencionadamente por enseñar a escribir y leer a los hijos de otros, sin ver que es una educación insuficiente en su cultura y terriblemente invasiva. No vemos, ni queremos ver, porque nos consideramos los poseedores de la verdad y la razón, que todo lo que podemos brindar a los hijos de otros es enseñanza de otra cultura, la nuestra y no la suya, en un idioma que no es suyo del todo, cuya terminología niega, denigra o no conoce su verdadera esencia cultural. Esto es más que una injerencia, es invasión, es imperialismo, es violencia cultural, con la mejor de las intenciones.
Nosotros, según expone Marimba Ani, vemos el mundo en dicotomías totalmente antinaturales que nos hacen errar en la percepción de la vida y el mundo: bueno o malo, progreso o atraso, cuerpo o mente, valioso o no valioso, humano o divino, poderoso o débil, razón o emoción… lo hemos dividido todo en partes enfrentadas en lugar de armónicas, hasta nuestra propia humanidad, haciendo más difícil nuestra propia vida. Todo esto hace que nuestra perspectiva, según estudia la doctora Ani, sea bastante más estrecha que la de otros pueblos.
Solemos tomar este tipo de críticas a nuestra cultura y comportamiento con esta mentalidad dicotómica, es decir: A Mal (probablemente por eso la doctora Ani ni se molesta en dirigirse a nosotros). Nuestra reacción primera y más lógica es argumentar con enfado “¡Ah claro! ¿entonces vosotros sois mejores?” Y comienza un relato competitivo de todo lo malo que hacen otras culturas, enfrentándolo en dicotomías. Con nuestra más que dudosa escala de valores, necesitamos enfrentarnos y compararnos a otros para definirnos. Para considerarnos buenos, debemos compararnos con alguien percibido/designado como malo o inferior; si nos comparamos con alguien percibido o designado como mejor o superior, entonces envidiamos (lo llamamos esfuerzo y lo consideramos una virtud). Competir, comparar, envidiar, individualismo, todo muy agresivo para otras mentalidades que por el contrario son diunitales, como las culturas africanas. El que alguien sea percibido como “bueno”, no implica necesariamente que el que está enfrente sea “malo” no es necesaria la comparación, ni siquiera la evaluación. Lo bueno y lo malo coexiste a la vez y en el mismo ser. Todo está conectado con naturalidad, el bien con el mal, lo humano con lo divino, la razón y la emoción, etc.
 

Capacitación, Ayuda y otros desastres del mundo real
Hay millones de ONG luchando por “ayudar” a los africanos, cuando en realidad lo que están cometiendo es un imperialismo cultural devastador, con la inocencia del que ignora más de lo que conoce. (Y solo hablamos de los millones de ONG bienintencionadas, dejamos los millones de ONG malintencionadas para otra ocasión.)
En los cursos de competencia que ofrecen a los africanos las bienintencionadas ONG occidentales, para luchar contra su salvajismo (es decir, no ser como nosotros) se habla mucho de la toma de decisiones, como si fuéramos los únicos con capacidad de discernir, los poseedores de la razón.
En el mundo real, fuera de la burbuja en que vivimos, cada pueblo, acertado o equivocado, puede dirigir su vida mejor que nosotros, aliens invasores. La gente de este mundo ¡ya sabe tomar decisiones! Tan acertadas o equivocadas como las nuestras. ¿Por qué no nos imaginamos la posición inversa, que vengan a arreglar nuestros problemas y equivocaciones otros pueblos totalmente diferentes a nosotros que ni siquiera nos conocen? 

No se nos ocurre pensar que si les quitamos la bota del cuello, derrocando nuestro sistema depredador, seguro que pueden dedicar más tiempo a tomar decisiones en lugar de solamente intentar respirar bajo la presión de la bota del capitalismo.
Se nos ha metido en la cabeza luchar contra la pobreza resultante del capitalismo, desde dentro del capitalismo. Entre la década de los 90 y el año 2000 se llegó a la cumbre del milenio, que dijo que iba a acabar con el hambre y otras maldades del sistema. Se fijaron los objetivos de desarrollo del milenio, y se dio el plazo hasta 2015 para lograrlos. Como era de esperar -y muchos movimientos en el mundo no europeo y euroamericano sabían desde el principio-, sin cambiar el sistema, no se iba a cambiar nada de lo que prometían estos 8 objetivos. Llegó el 2015 y el hambre había aumentado, los refugiados habían aumentado, el medioambiente está al borde del cataclismo y así todo. No cesamos en el empeño, ahora se llaman Objetivos de Desarrollo Sostenible, y se ha puesto la fecha tope de 2030. Fanon lo tenía claro ante todas estas buenas intenciones para hacer alguna concesión que calme la conciencia “el pueblo debe conocer la ley histórica que estipula que ciertas concesiones son, en realidad, nuevas cadenas”.
Los pueblos no occidentales se ven obligados a dejar de perder su tiempo con nosotros y trabajar por su cuenta en revertir este sistema. Esto provoca decepción en los bondadosos blancos, que se quejan de la falta de colaboración de los negros y demás no blancos “¿Acaso no quieren desarrollarse?”, se preguntan inmaculadamente desconcertados, en lugar de intrigados para buscar el por qué.
El investigador congoleño Patrick Mbeko lo ve claro: “la ONU no hace nada porque su rol principal es no hacer nada”. El rol de la ONU es retórico, como la ética del pueblo europeo que la creó. La ONU dice una cosa y hace la contraria. De paso, vende falsas esperanzas a la gente blanca de buen corazón que quiere trabajar por cambiar las cosas de verdad y así les tiene entretenidos creyendo que hacen, pero sin hacer nada. Estas personas acríticas no se plantean ni las cuestiones más fundamentales ¿Cuáles son las causas? ¿Quién se beneficia? ¿Cómo la ONU va a cambiar el sistema del que es un órgano importante? Y si se las plantean, no son capaces de ver las respuestas porque no saben buscar fuera de su cultura europea, donde no vive nadie de los que se supone quieren “ayudar”, nadie que no hable su lenguaje. La ONU es puro capitalismo, puro sistema colonialista, universaliza los intereses espurios de los blancos, universaliza sus retóricas falaces, lo mide todo por el dinero como la cultura europea: el coste de los medicamentos, el coste de los campos de refugiados, el coste de salvar el amazonas, etc. Hasta la pobreza se mide en la cantidad de ¡dólares! que se pueden gastar al día. (el modo de medir la pobreza ha cambiado a baremos más técnicos, aun así, en Occidente, seguimos entendiendo mejor lo de 1 o 2 dólares al día).
Muy en la línea de Yurugu, los europeos no ofrecemos más que retórica, hablar y sermonear sobre el bien, pero en la realidad hacer justo lo contrario: destruir, esclavizar a los diferentes, asesinarlos y robarles sus recursos, despreciar y sofocar su mente y su espíritu, capitalizar el planeta y exprimirlo para nuestro neurótico “crecimiento” (SOLO ECONÓMICO).
Mientras nosotros hablamos como loros de crisis y bienestar, el resto del mundo, la mayoría, pierde la vida resistiendo a nuestro desarrollo-apisonadora, sobrevive en nuestra basura, sin sus propios recursos, viendo morir a sus hijos porque las curas se miden en coste de dinero, como los microondas, y no de vida; sufren nuestras “leyes” que los deshumanizan para salvaguardar los sagrados beneficios económicos que es lo único que respetamos, soportan nuestros sermones….
Mientras nosotros, los que hemos decretado que somos un continente sin serlo, la minoría que consume y destruye todo, mientras nosotros los yurugu estamos totalmente locos, la mayoría de la gente de este mundo tiene otras cosas en que ocuparse y cada vez que abrimos la bocaza para darles consejos y/o ayuda, dan muestra de una civilizada paciencia infinita, porque una mentalidad europea ya habría descabezado de un golpe seco a semejante engreído, ignorante y violento agresor de las narices.

Las cifras del gráfico del Iceberg que representa la población mundial, (gráfico elaborado sin conocimiento alguno en diseño gráfico, perdón) son aproximadas haciendo media entre los datos de los último 3 años. A este ritmo, la población mundial alcanzará los 8.000 millones de personas en meses. (acabamos de empezar el 2020). A la mayoría del mundo el concepto de “Estado de bienestar” no les suena de nada.
El dibujo del iceberg representa a la humanidad. Esta pequeña parte superior, compuesta de varios tonos blancos, es la población de Europa y descendencia, unos 1.000 millones, frente a casi 7.000 que es el resto. Es una minoría que piensa de sí misma que es El Mundo entero y lo define según su visión, nadie más puede definir el mundo, a no ser que hable en el lenguaje que la mentalidad europea pueda comprender. Esta minoría no es conscientes de todo lo que esconde su inconsciencia, de todas las personas bajo el agua sobre cuya falta de oxígeno se asientan su supuesto estado de bienestar y desarrollo.

Si las cifras han aumentado en 2019 como aumentaron en 2018, el hambre se situará en los casi 1000 millones, a pesar de los objetivos de la ONU. En África, una de cada cinco personas sufre hambre crónica. Según el informe SOFI 2019, publicado el 15 de julio en Nueva York, el retardo en el crecimiento, o baja estatura para la edad, afecta a 149 millones de niños y alrededor de 2.000 millones de personas sufren de inseguridad alimentaria moderada.
Según Acnur hay 70,8 millones de refugiados en la actualidad en el mundo.
Según el informe del Departamento de Estado estadounidense, Trafficking in Person 2019, hay cerca de 25 millones de esclavas y esclavos en la actualidad. El 72 % son mujeres y niñas para explotación sexual, el otro 28% son personas explotadas como esclavas para trabajar. (La prostitución no es un trabajo, por eso lo separamos, nos referimos a pesca, agricultura, servicio doméstico, minería…).
Y todo esto es provocado por el sistema económico depredador globalizado de una minoría que se considera poseedora de la solución, en lugar de responsable del problema. Yurugu. 1.000 millones de personas somos los Yurugu de la tierra, 7.000 millones de personas son los condenados de la tierra, parafraseando a Fanon.
 

Nuestro desconocimiento se retroalimenta
La ignorancia de que hacemos gala se retroalimenta creyendo acríticamente todo lo que nuestros medios, los de nuestra burbuja, nos cuentan. Sin ni siquiera cuestionar o dudar ¿de dónde sale esa información que cuentan los medios de la burbuja supremacista blanca? ¿a qué intereses benefician? Según Noam Chomsky, son unos pocos organismos los que fabrican lo que después se difunde como información, los que establecen la agenda del resto de los medios del mundo-burbuja. Esos organismos fabrican con brillante éxito, a pesar de lo repetitivo y previsible de sus métodos, la demonización de la diferencia, la resistencia y la crítica: China, Maduro, Cuba, Putin, Irán, Rusia, Corea del Norte, árabes, musulmanes, negros… Y son esos mismos organismos quienes teledirigen hasta la actividad de gente que no sabe que está sirviendo a los intereses de su enemigo. Gente que se ha dejado deslumbrar por el brillo de la retórica de los yurugu “democracia” “derechos humanos”, sin ver el trasfondo de vacío y falsedad.
Por ejemplo, los medios solamente nos muestran las protestas que convienen al sistema, al orden establecido. Esas protestas que han sido fabricadas, planificadas, cooptadas por el propio sistema. Los periodistas no tienen que hacer esfuerzo de decidir qué entra y qué no en su agenda. Cuando llegan a su lugar de trabajo ya lo tienen todo en su bandeja de entrada desde los organismo señalados por Chomsky, a través de un puñado de agencias.
La juventud que protesta en Hong Kong ha estudiado cursos gratuitos, se ha beneficiado de muchas formas de la “Ayuda Humanitaria” (Imperialismo cultural) de instituciones o empresas como Google y Freedom House, no es necesario adivinar el resultado, esa juventud exhibe carteles como este:

Los pueblos oprimidos del mundo se resisten y sacrifican sus vidas en la lucha contra la brutalidad europea y de su vástago monstruoso, Estados Unidos. Estos pueblos oprimidos quieren ponerse en pie y son la mayoría del mundo. Por supuesto que entre ellos, como entre todos, hay traidores, pobres deslumbrados por mentiras y colaboracionistas, siempre los ha habido y siempre los habrá, el analista congoleño Jean Pierre Mbelu los llama con dureza “negros de servicio”.
 Apunte 2:
Si una llamada revolución o revuelta es mostrada en una televisión o cualquier otro medio de comunicación de los principales, no es verdadera o no te están contando la realidad sobre la misma, no te lo tragues, guarda tu tiempo y energía para otra cosa.
La máxima de los Black Panters sigue vigente: “la revolución, nunca será televisada”. Si alguna auténtica revolución sale en la TV, lo que te cuentan es perjudicial para la propia revolución. Y si alguna revolución comenzó siendo real, cuanto se abre la veda para que salga en la televisión, olvídalo, ya ha sido controlada, ya no es revolución, es otra escenificación.
Pero los medios de nuestra burbuja no nos muestran las protestas de auténtica resistencia e indignación. No hablamos ya de la de los chalecos amarillos de Francia, que llevan manifestándose con una fuerza descomunal durante meses y no sale en las “noticias”, sino las del resto del mundo que tienen lugar continuamente, como estas de Haití,
como estas de India, donde los movimientos de izquierdas protestan por los salarios bajos, por muchas injusticias, por la visita de Obama, la de Netanyahu, contra el liberalismo…





como las multitudinarias manifestaciones de apoyo a Maduro y rechazo a Guaidó y el bloqueo de Estados Unidos contra su país, Venezuela,

en Argelia, contra el engaño del sistema neo-liberal euroamericano.
 De Sudán se nos mostró brevemente una típica historia de buenos y villanos, haciendo creer que son las protestas las que de repente acaban con dictadores brutales, no los ejércitos, cuando es precisamente lo contrario. Los sudaneses no querían un gobierno militar, sintieron que Occidente se lo impuso, y siguieron protestando para tener un gobierno civil.

 Ni las muchas que hubo en junio de 2019, de palestinos y árabes de todo el mundo, frente a las embajadas de EEUU para rechazar la conferencia de Bahrein, también conocida como el plan de apartheid económico de Trump.
y por supuesto ninguna manifestación para condenar los crímenes del estado sionista de Israel contra el pueblo palestino…
 Todos estos queman banderas de EEUU (Oh, ¡qué salvajes!) y utilizan lenguaje prohibido como ¡imperialismo! ¡capitalismo! ¡colonialismo! ¡sionismo! (Oh, ¡qué panfletarios!)…
Y como no lo vemos, porque nuestros medios no nos los muestran -y no confiamos en la intuición, porque es nuestra naturaleza, algo que también explica fenomenal Marimba Ani en su estudio-, nosotros, que no confiamos en lo que no vemos, nos convencemos de que no existen.
Pero están ahí, el mundo es más suyo que nuestro por simple proporcionalidad. Llámalos tercer mundo, inmigrantes, refugiados, salvajes, subdesarrollados, terroristas, analfabetos o x, existen, son la mayoría del mundo y seguro que les tenemos hasta las narices.
Marimba Ani nos ha estudiado y ha descubierto que, sin máscara, los blancos no somos lo que creemos ser. El mundo no es como lo percibimos, la humanidad no es como la percibimos desde nuestra burbuja. Ayudaríamos más a todos esos nobles objetivos que decimos tener, si gastásemos nuestra energía en cambiar, en aprender y en escuchar por una vez. También, por una vez, podemos levantar los ojos de nuestros ombligos y escuchar a esos casi 7.000 millones de personas que viven bajo la cúpula del Iceberg, para que nos cuenten cómo es el mundo real y comparar notas…

Madrid, enero de 2020
Por Marina Kweli

No hay comentarios:

Publicar un comentario